Actualmente nos encontramos en la escuela a alumnado que presenta desafíos en la comunicación oral, debido a causas muy diversas como Trastorno del Espectro Autista, Parálisis Cerebral, Síndrome de Down, enfermedades neuromusculares, etc., y que cuentan con escasas o nulas oportunidades para acceder a la lectoescritura.

Una de las razones principales es que la enseñanza de ésta se aborda únicamente con el alumnado que ha mostrado unas competencias comunicativas previas, como son: expresión oral mínima para participar en interacciones sociales y en el aula, así como haber demostrado cierta habilidad para la comprensión de los contenidos curriculares. La realidad es que muchos de estos alumnos, ni siquiera cuentan con un Sistema Alternativo o Aumentativo de Comunicación (SAAC).

Basándonos en los principios de la alfabetización emergente, el desarrollo de la lectoescritura comienza antes de que el niño acceda a la escuela, y transcurre de forma paralela al desarrollo del lenguaje y del habla. El acceso a un SAAC en edades tempranas, supone una herramienta indispensable para el acceso a la alfabetización del alumnado con necesidades complejas de comunicación, pues a través de él el niño comprende el lenguaje, lo usa, y accede también al mensaje escrito y a la lectura.